Publicado: 2015-06-28 23:06:05    Modificado: 2015-06-29 23:16:26    Visto: 2252   

Sindrome de Estocolmo

Estocolmo

El comportamiento humano es el conjunto de actos exhibidos por él y determinados por la cultura, las actitudes, las emociones, los valores de la persona, la ética, el ejercicio de la autoridad, la relación, la persuasión, la coerción y/o la genética.

El ser humano además de curioso es creativo y desde siempre ha demostrado gran interés por aprender de su entorno y aprovecharlo para su beneficio y comodidad. Ha aprendido a comunicarse a través de una serie de formas como el lenguaje hablado, el escrito, el corporal, etc.; intentando asegurar su supervivencia. Y también ha adoptado ciertos mecanismos de integración a su medio como la imitación, la reacción al miedo, a la intimidación y, en fin, a toda clase de situaciones
que le generan conflicto; obligándole a adoptar ciertas conductas o maneras de actuar.

Entre los fenómenos de adaptación a su medio se encuentran las más polifacéticas reacciones, cuyo cuidadoso análisis nos lleva a enmarcarlas en determinadas formas de conducta; tal es el caso del Síndrome de Estocolmo, Conocido también como Vinculación Afectiva de Terror o Traumática, Vínculo Traumático y Síndrome de Identificación de Supervivencia, que se define como “una reacción psicológica en la cual la víctima de un secuestro, o una persona retenida contra su voluntad, desarrolla una relación de complicidad y de un fuerte vínculo afectivo, con quien la ha secuestrado”.

El término fue acuñado en 1973 por el psiquiatra Nils Bejerot, profesor de la universidad y asesor de la policía sueca, cuando el 23 de agosto de ése año, Jan Erik Olsson, criminal de 32 años, asaltó el Banco de Crédito de Estocolmo, Suecia. Tras verse acorralado tomó a cuatro empleados del banco como rehenes, tres mujeres y un hombre y los mantuvo encerrados dentro de una bóveda durante aproximadamente 6 días. Entre sus exigencias, pidió que le trajeran al lugar a su amigo, Clarck Olofsson, un criminal que en ese momento cumplía una condena. 

Los rehenes, a pesar de las amenazas contra su vida (intimidados con armas de fuego, atados a explosivos y obligados a permanecer de pie con sogas alrededor del cuello), terminaron protegiendo a los raptores para evitar que fueran atacados por la policía de Estocolmo.

Posteriormente, la Psiquiatría incluyó en la lista de las víctimas del Síndrome de Estocolmo; además de los que sufren un secuestro, a las personas agredidas por alguien de su entorno, a los miembros fanatizados de una secta, a niños con abuso familiar, a las víctimas de incesto y a los prisioneros de guerra, de campos de concentración y/o cárceles.

El síndrome tiene tres características centrales:

los rehenes desarrollan sentimientos negativos hacia la policía u otras autoridades y desarrollan sentimientos positivos hacia su captor y los captores desarrollan sentimientos positivos hacia los rehenes.

Estocolmo

Aparentemente son necesarias ciertas condiciones para desarrollarlo, como la de sentir peligro de muerte inminente por parte del rehén, duración prolongada de la situación (varios días), la edad, (mientras más joven, mayor la tendencia a desarrollar el síndrome), contacto directo y permanente del secuestrador con los rehenes, demostraciones de bondad del secuestrador (los rehenes maltratados suelen desarrollar sentimientos de ira contra el captor) y, por último, lo que parece más importante es que tanto la víctima como el captor persiguen la meta de salir
ilesos del incidente, por ello cooperan.

La causa identifi cada parece estar relacionada con el instinto de conservación. Un rehén siente como que su captor le está haciendo un gran favor porque le permiten seguir con vida.
Después de todo, los captores, son crueles por antonomasia; por ello decide colaborar y llega a empatizar con el captor. Las personas ansiosas son las más propensas a desarrollar el síndrome.

Los síntomas son muy parecidos a los del Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) (insomnio, inquietud, irritabilidad general, dificultad para concentrarse, mayor facilidad para sobresaltarse,
sensaciones de irrealidad o de confusión y desconfi anza exacerbada) y el apoyo emocional de su entorno constituye el mejor aporte terapéutico junto a la psicoterapia y a los hipnóticos no benzodiazepínicos como el Solpiden y la Zopiclona. La duración depende de varias variables como la duración que tuvo la crisis, experiencias similares previas y la personalidad de cada víctima. La recuperación es generalmente buena, pero pueden pasar muchos años para que la persona se recupere totalmente.

MANIFESTACIONES DEL SÍNDROME EN ALGUNOS COMPORTAMIENTOS SOCIALES

El Síndrome de Estocolmo tiene como común denominador el desarrollo en la víctima de una actitud de sumisión, empatía y solidaridad hacia el opresor, que va al extremo de defenderlo y amarlo e incluso odiar a quienes amenacen su integridad física. Éste fenómeno parece estarse viviendo en varias sociedades actuales de diferentes contextos culturales en las que el comportamiento individual y grupal parece presentar las características típicas de él.

 

Dr. José N. Montero T.
MEDICINA INTERNA
Cel.: 70552140

 

 



Retornar