Publicado: 2020-03-13 10:45:01    Modificado: -         Visto: 669   
TRAUMATOLOGIA

Artrosis de Rodilla y Cadera

La artrosis, también llamada osteoartritis o enfermedad degenerativa articular, es una enfermedad del aparato locomotor caracterizada por la degeneración y pérdida del cartílago articular, junto a la proliferación osteocartilaginosa subcondral y de los márgenes articulares. Se trata de la enfermedad reumatológica más frecuente en los países occidentales y la principal causante de incapacidad o invalidez de todas las enfermedades crónicas. Puede incluso tratarse de la enfermedad más frecuente del hombre desde el momento en que se adopta la marcha en bipedestación, apareciendo articulaciones que van a estar sometidas a una carga en ocasiones excesiva.

Alrededor del 10% de los adultos presentan artrosis moderada o grave, aumentando la incidencia con la edad, con un crecimiento aritmético hasta los 50-55 años y geométrico a partir de esa edad. Se ha señalado que después de los 35 años el 50% de las personas presentan al menos una localización artrósica. Hasta los 55 años la artrosis es ligeramente más frecuente en el varón, siendo a partir de esta edad más prevalente entre las mujeres.

Las principales articulaciones implicadas son las manos, los pies, las rodillas y las caderas, si bien el patrón distributivo varía por sexos; la artrosis de rodillas y manos predomina en las mujeres, habiendo un ligero predominio masculino en la artrosis de cadera.

La rodilla es la principal gran articulación afectada en la artrosis, siendo el riesgo de sufrir incapacidad por gonartrosis tan grande como el secundario a enfermedades cardiológicas y mayor que por cualquier otra patología médica en la ancianidad. Un informe reciente de la OMS sobre la carga global de la enfermedad, indica que la artrosis de rodilla está próxima a ser la cuarta causa más importante de discapacidad en mujeres y la octava en varones, siendo los costes anuales atribuidos a tal patología inmensos.

En cuanto a la etiopatogenia, y siguiendo al Colegio Americano de Reumatología, podemos clasificar la artrosis en primaria o idiopática y en secundaria o de causa conocida, quedando aquí englobados los traumatismos, las enfermedades congénitas, las metabólicas, las endocrinas, las microcristalinas y las iatrogénicas.

Siendo mucho más frecuente la artrosis primaria, se han podido identificar distintos factores que influyen en su desarrollo, tales como la edad, la carga genética, el sexo, el exceso relativo o absoluto de estrógenos y la obesidad.

En la prevalencia de la gonartrosis hay un componente genético importante, con estimaciones de herencia a partir de estudios en gemelos del 0,39 al 0,65, con independencia de factores ambientales conocidos o factores demográficos de confusión. De igual manera, el estrés biomecánico que afecta al cartílago articular y al hueso subcondral, así como los cambios en la membrana sinovial son importantes en su patogénesis.

Es probable que en la patogénesis de la artrosis de cadera, además de lo mencionado, sean importantes los cambios bioquímicos en el cartílago articular así como enfermedades preexistentes de la cadera, tanto congénitas como adquiridas.

El síntoma más importante es el dolor, de características mecánicas, apareciendo con la deambulación y mejorando con el reposo, si bien en las formas severas el dolor puede aparecer incluso en reposo, pudiendo despertar al paciente durante la noche. La instauración del dolor es progresiva, apareciendo en fases avanzadas importante limitación de la movilidad articular. La artrosis es la causa más común de dolor músculo-esquelético e invalidez, reduciendo la calidad de vida e incrementando el riesgo adicional de morbimortalidad.

Otros síntomas son la rigidez articular matutina, que puede durar hasta 30 minutos tras el inicio de la movilización articular, los crujidos articulares, la inestabilidad y la contractura muscular, todo ello acompañado de una ausencia de sintomatología sistémica. A diferencia de la artritis reumatoide y de otras artritis inflamatorias, la inflamación, si presente, normalmente es leve.

Los hallazgos radiológicos típicos son la disminución de la interlínea articular, la esclerosis subcondral, los osteofitos, los quistes subcondrales, el contorno alterado de los límites óseos y los cuerpos libres intraarticulares. Es importante tener en cuenta que los cambios en la radiología no se correlacionan con cambios en los síntomas ni en la función articular y que los criterios radiológicos tienden a sobreestimar la prevalencia de la enfermedad artrósica. Se calcula que existe evidencia radiográfica de gonartrosis en un 30% de los sujetos de aproximadamente 65 años, siendo sintomática en un tercio de ellos.

El diagnóstico se basa en la conjunción de manifestaciones clínicas, hallazgos exploratorios y signos radiológicos, junto a valores de laboratorio dentro de la normalidad. A pesar de ser un proceso muy frecuente, es un error atribuir cualquier síntoma articular a la artrosis, siendo fundamental realizar un correcto diagnóstico diferencial con otras enfermedades reumatológicas antes de establecer el diagnóstico de artrosis.

La enfermedad evoluciona en general muy lentamente, con periodos de mejoría sintomática, siendo frecuente una mejoría clínica a largo plazo. Son factores de mal pronóstico, entre otros, la obesidad y la inestabilidad articular.

Hoy por hoy el tratamiento de la artrosis es sintomático, y debe ser individualizado, teniendo en cuenta numerosas variables, incluyendo la presencia de condiciones comórbidas, tales como la hipertensión, la enfermedad cardiaca, la enfermedad ulcerosa péptica o el fallo renal, que influenciarán la elección farmacológica.

Los objetivos terapéuticos fundamentales son el alivio del dolor, la educación del paciente, el restablecimiento de la funcionalidad y con ello la mejora en la calidad de vida del paciente, la prevención de la incapacidad y la mejora de las deformidades y el enlentecimiento en la progresión de la enfermedad.

El tratamiento de pacientes con artrosis de rodilla y cadera debería individualizarse, adaptándose a la severidad de los síntomas. Cuando la artrosis sintomática es leve, el tratamiento debería limitarse a la educación del paciente, a la terapia física y educacional y a otras modalidades farmacológicas, así como a tratamiento que incluyese analgésicos orales simples, analgésicos tópicos y fármacos condroprotectores.

El uso juicioso de corticoides intraarticulares, en el caso de la artrosis de rodilla, tiene un papel reconocido, tanto en monoterapia como asociados al tratamiento sistémico.

Los pacientes con artrosis severa de cadera y rodilla sintomática requieren un tratamiento agresivo, con el objetivo de disminuir el dolor, incrementar la movilidad y disminuir la incapacidad funcional, debiendo ser valorados por el cirujano ortopédico quien planteará la mejor opción quirúrgica.

 

Dr. Ossio Ortube Alvaro Xavier

Especialidad Ortopedia – Traumatología

Sub Especialidad Cirugía Articular y Reconstructiva Cadera y Rodilla

Lesiones Deportivas - Cirugía Reconstructiva Colgajos Miembros Superiores e Inferiores

Instituto Nacional de Rehabilitacion (Mexico) – Stanford University Medical Center (Estados Unidos) Barca Sport Medicine ( Barcelona España) Universidad Autonoma Madrid ( España)



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