Los factores de riesgo que confluyen en la obesidad infantil son:
Una de las consecuencias más temidas de la obesidad infantil es la diabetes tipo 2, hipercolesterolemia (colesterol elevado), hipertrigliceridemia (triglicéridos incrementados) e hipertensión arterial, HDL colesterol bajo lo que les predispone ya desde la infancia a sufrir enfermedades cardiovasculares graves, hígado graso.
La obesidad predispone a la pubertad precoz en las niñas (desarrollo sexual en menores de 8 años), al pseudohipogenitalismo en los niños (apariencia de genitales pequeños). Asimismo, el exceso peso repercute sobre los huesos y el conjunto del aparato locomotor (pie plano, genu valgo), reduciendo la tolerancia al ejercicio físico y causando problemas respiratorios.
En general las consecuencias de la obesidad repercuten en toda la economía humana, pero también es muy importante tener en cuenta que el sobrepeso puede afectar negativamente al desarrollo emocional de niños y adolescentes. Pueden aparecer sentimientos de inferioridad y baja autoestima. También pueden sentirse rechazados y tender al aislamiento, desarrollando comportamientos depresivos y actitudes antisociales. También es importante mencionar que la anorexia y bulimia dos trastornos de la alimentación pueden iniciarse con problemas de sobrepeso u obesidad.
Existen algunos mitos sobre la obesidad infantil, que retardan su diagnóstico y por tanto una intervención oportuna, como por ejemplo:
“El niño gordito es un indicador de salud”: a menudo las mamas indican su preocupación porque él bebe no se ve gordito, comparando a sus niños con otros contemporáneos
“Cuando se estire adelgazara”: otras mamas piensan que los niños al crecer o estirarse empiezan a adelgazar por lo que postergan el diagnóstico y tratamiento de la obesidad hasta etapas más avanzadas.
“Esa es su complexión, en un niño robusto”: o por ejemplo realizan afirmaciones que en la familia todos son robustos o fortachones, negando el diagnóstico y con ello los peligros de la obesidad
“La obesidad infantil no es una enfermedad”: por ultimo algunas madres les cuesta entender y hasta se ofenden cuando se les indica el diagnóstico de obesidad, lo toman como una ofensa decir al niño obeso.
La importancia de desechar estos mitos radica en que un Diagnóstico y tratamiento precoz disminuyendo el riesgo de desarrollo de complicaciones como enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2 en la juventud y edad adulta.
El tratamiento comprende 2 aspectos básicos:
El uso de medicamentos, está indicado en complicaciones metabólicas.
Por ultimo este articulo pretende sensibilizar a la opinión publica de que la obesidad puede ser una enfermedad de muy difícil tratamiento, por lo cual la mejor arma para luchar contra esta enfermedad es la prevención, desde el momento del embarazo, tratando de que una mujer embarazada al menos tenga una consulta de nutrición saludable durante el embarazo, promover la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses, evitando que los niños sean expuestos a las golosinas de forma temprana, no utilizar los alimentos como premios o castigos, creando hábitos de alimentación sana, promoviendo la actividad deportiva en niños, realizar controles rutinarios con pediatría para diagnóstico temprano, derivación oportuna con especialistas en nutrición y en endocrinología.
Dra. Mireya Fuentes
Cel. 75493041